El partido inaugural de la Copa del Mundo en territorio azteca terminó en empate sin goles ante un pletórico Estadio Azteca
Hace 55 años el futbol se revolucionaba con nuevas reglas. El parteaguas hacia la modernidad tenía a nuestro país como epicentro, con la novena edición de la Copa Mundial de la FIFA.
Para hacer valer las innovaciones, los protagonistas fueron las selecciones de México y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en el primer encuentro mundialista en el Estadio Azteca.
Grandes expectativas rodeaban a la justa al implementar por primera vez el sistema de tarjetas (amarilla y roja) y de sustitución de dos jugadores (antes el reglamento solamente permitía el cambio por lesión del portero). Además, el referente de cada equipo usó por primera vez la banda de capitán.
INAUGURACIÓN
La ceremonia de inauguración tuvo sus contrastes. Cientos de globos coloridos que adornaban la vista y el ánimo de poco más de 107 mil espectadores hicieron del Estadio Azteca un hervidero de emociones, al ritmo musical de la agrupación Hermanos Zavala, encargada del tema oficial de ese Mundial.
El resentimiento social se hizo sentir. Abucheos y rechiflas retumbaron cuando el presidente Gustavo Díaz Ordaz pronunciaba un escueto discurso.
El malestar no quedó ahí. Más rechiflas atizadas por el calor, pero contra los jugadores y el decepcionante juego sin goles.
El árbitro alemán Kurt Tschenscher se encargó de hacer valer el reglamento, con un total de cinco amonestaciones: la primera tarjeta amarilla fue para el soviético Kakhi Asatiani (30’), según la bitácora de la FIFA, y le siguieron Givi Nodia (31’), Evgeniy Lovchev (34’) y Gennady Logofet (72’); por la Selección Mexicana, Gustavo Peña (60’).
De igual manera, los soviéticos hicieron los honores con la primera modificación. El estratega Gavriil Kachalin ingresó a Anatoli Púzach por Viktor Serebriannikov.
FUTBOL A COLOR
Otro hito de México 70 fue la primera transmisión televisiva de un partido a color, aunque privilegio de la opulencia.
A la par, una gigantesca explotación comercial en medios tanto radiofónicos como impresos. En la inauguración, cerca de 10 mil fanáticos afuera del Azteca siguieron las acciones del México-URSS por radio.